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Toggle¿Puede la contaminación del aire afectar tu salud ocular? Sí, y mucho más de lo que imaginas. Aunque sus consecuencias más comunes pueden parecer menores —como sequedad ocular, enrojecimiento o sensación de arenilla en los ojos—, lo cierto es que también puede desencadenar problemas mayores.
Existe una relación entre la exposición prolongada a contaminantes atmosféricos y enfermedades como conjuntivitis crónica, síndrome de ojo seco, glaucoma, cataratas, retinopatías e incluso degeneración macular.
¿Cómo afecta la contaminación en los ojos?
Cuando respiramos aire contaminado, no solo nuestros pulmones sufren. Los ojos —expuestos y sensibles— también son blanco directo de los contaminantes. El polvo, el humo, los gases del tráfico o incluso el aire viciado dentro de casa pueden provocar desde molestias leves hasta enfermedades más complejas.
Veamos algunos de los efectos más comunes:
Ojos rojos e irritados
Es uno de los efectos más comunes. El polvo fino, el humo o los gases del tráfico pueden causar ardor, enrojecimiento o escozor, como si tuvieras arena en los ojos. Esto suele empeorar en horas punta, en avenidas con mucho tránsito o al manejar con las ventanas abiertas.
Sequedad ocular
Estar mucho tiempo expuesto a ambientes cargados —ya sea en la calle o incluso dentro de casa, si hay humo de cigarro o mala ventilación— puede hacer que tus ojos se sientan secos, que parpadees más seguido o que necesites cerrar los ojos para sentir alivio. También es común despertarse con los ojos pegajosos o con la visión borrosa al parpadear.
Molestias recurrentes, como alergias o picazón
Algunas personas desarrollan una especie de alergia que no desaparece del todo: sienten picazón, se frotan los ojos seguido y notan que estos se ven más brillosos o llorosos de lo normal. Esto puede pasar tanto en exteriores como dentro del hogar, sobre todo si se cocina con leña o se fuma.
Problemas que pueden avanzar con el tiempo
Si la exposición a la contaminación es constante, los ojos pueden empezar a sufrir daños más profundos. Algunas personas desarrollan problemas en la retina o el nervio óptico, lo que con el tiempo puede afectar la visión. No se trata de que esto ocurra de un día para otro, pero sí es importante no normalizar las molestias y buscar orientación médica si se vuelven frecuentes.
Pueden darse problemas más graves si la exposición aumenta
La contaminación no solo provoca molestias pasajeras. Cuando la exposición es constante —como ocurre en personas que viven cerca de avenidas con tráfico pesado, zonas industriales o que trabajan en espacios con humo, productos químicos o poca ventilación—, los efectos pueden ser más serios. Algunas enfermedades oculares que se pueden dar son:
Glaucoma
La exposición a partículas contaminantes puede provocar inflamación dentro del ojo y dañar las células que regulan la presión ocular. Aunque no siempre se nota al inicio, este daño puede afectar el nervio óptico y, si no se trata, llevar a la pérdida de visión.
Degeneración macular
La mácula es una parte de la retina que nos da visión central. La contaminación, al generar estrés oxidativo e inflamación crónica, puede debilitar esta zona, especialmente con el paso de los años. Esto hace que tareas como leer o reconocer caras se vuelvan difíciles.
Retinopatía diabética (en personas con diabetes)
En personas con diabetes, los vasos de la retina ya están más sensibles. Respirar aire contaminado puede agravar la inflamación en esos vasos, acelerando el daño y aumentando el riesgo de pérdida visual.
Cataratas
La exposición constante a humo o toxinas del aire puede dañar el cristalino del ojo, que actúa como un lente natural. Con el tiempo, este daño lo vuelve opaco, como si se empañara, reduciendo la nitidez visual.
Uveítis
La contaminación también puede alterar el sistema inmunológico del ojo, provocando inflamaciones internas. La uveítis, además de dolor y sensibilidad a la luz, puede complicarse si no se detecta a tiempo.
¿Cómo puedes proteger tus ojos de la mala calidad del aire?
Lamentablemente, muchas veces no podemos escapar de ambientes contaminantes. Sin embargo, hay formas de proteger nuestra salud ocular de este problema. Aquí algunos consejos:
1. Usa lentes protectores
No importa si son o no medicados. El uso de lentes protectores en ambientes contaminados ayudará a reducir el impacto de las partículas dañinas dispersas en estos lugares.
Esta buena práctica debe enfatizarse si tu trabajo implica exposición prolongada al aire libre o en zonas con alta concentración de agentes contaminantes.
2. Acude con un profesional ante los primeros problemas de la vista
Una de las señales de estar en ambientes contaminados que afectan la vista, es el ojo seco. Ante esto, es pertinente que vayas con tu oftalmólogo. Tras una evaluación, podría recomendarte el uso de gotas lubricantes o lágrimas artificiales. Estas te ayudarán a tener una mejor hidratación de tus ojos.
Recuerda: ¡No debes automedicarte! Podrías elegir el producto equivocado y dañar tu vista.
3. No toques tus ojos
Aunque ante la sensación de irritación o picazón, puedes tender a frotar tus ojos, es mejor no hacerlo. ¿Por qué? Porque en vez de solucionar el problema, lo empeoras. En vez de esto, es mejor lavarse la zona y secar con una toalla limpia. Otra opción, es usar toallas húmedas especialmente hechas para esta área.
4. Realízate chequeos de la vista regulares
Lo ideal, en escenarios con baja contaminación, es que los chequeos regulares se hagan una vez al año. Sin embargo, si vives en una zona con alta contaminación o si tu trabajo está expuesto a aire de baja calidad; es preferible que aumentes tus visitas al oftalmólogo. Una primera cita y la exposición de tu situación, puede ayudarte a tener un cronograma de revisiones que contribuya al cuidado de la salud de tus ojos.
Lamentablemente no podemos escapar del aire contaminado, pero sí podemos tomar medidas que reduzcan su impacto en nuestra salud. El cuidado y la prevención, así como las revisiones ante cualquier anomalía sin factores cruciales. ¡Separa una cita hoy con nuestros especialistas y cuida la salud de tus ojos!