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Toggle¿Sabías que el ojo debe mantener una presión interna muy precisa, llamada tensión ocular, para funcionar correctamente? Imagina que tu ojo es como una pequeña pelota de agua flexible, que necesita mantener su forma justo en el punto correcto: ni demasiado floja ni demasiado tensa. Cuando este equilibrio cambia, es como si la pelota se pusiera más rígida o más blanda de lo normal, lo que puede generar ciertas molestias en tu visión.
Definición de presión ocular
¿Qué es la presión ocular exactamente? Conocida también como tensión ocular o presión intraocular, es la fuerza que ejerce el líquido dentro de tu ojo para mantener su forma y funcionamiento adecuados.
Entonces, cuando nos preguntamos “presión ocular, ¿a qué se debe?”, en realidad la pregunta estaría un poco mal planteada, porque la presión ocular en sí misma no es algo malo. Lo que realmente puede ser problemático es cuando la presión se altera: si sube demasiado o baja demasiado, puede afectar estructuras delicadas del ojo.
¿Presión ocular es lo mismo que sentir presión en los ojos?
No, no es lo mismo. Como te hemos mencionado antes, la presión ocular es la presión interna del ojo que mantiene su forma y funcionamiento; no se siente directamente y solo se puede medir con un examen especializado en el consultorio del oftalmólogo.
En cambio, sentir presión en los ojos es solo una sensación que puede aparecer por distintas razones: migrañas, sinusitis, fatiga visual, problemas dentales, golpes en la cara o, en casos más serios, enfermedades que afectan el nervio óptico o la tiroides.
¿Cuál es la presión ocular normal?
En general, se considera que una presión saludable está entre 10 y 20 mmHg. Para saber si tu presión ocular es la adecuada, tu oftalmólogo utilizará instrumentos específicos que miden la tensión ocular, como el tonómetro.
¿Qué pasa si la presión ocular sube o baja demasiado?
Veamos cada caso:
- Si sube demasiado, el ojo se vuelve más “tenso” de lo habitual. Esta presión elevada puede dañar poco a poco el nervio óptico, que es el encargado de enviar las imágenes al cerebro. Con el tiempo, esto puede afectar la visión y generar problemas como el glaucoma, incluso sin que sientas síntomas al inicio.
- Si baja demasiado, el ojo queda más “flojo” de lo normal. Esto es menos frecuente, pero puede causar molestias, sensación de vacío en el ojo o mayor vulnerabilidad a ciertas alteraciones oculares.
Por eso es fundamental hacerse revisiones periódicas con el oftalmólogo, aunque no haya molestias visibles. Detectar cualquier cambio a tiempo permite proteger la visión y mantener la presión ocular dentro de un rango seguro.
¿La variación en la presión ocular es una emergencia oftalmológica?
No necesariamente. La presión ocular alta por sí sola generalmente no es una emergencia, porque en la mayoría de los casos se desarrolla de manera lenta y sin síntomas.
Sin embargo, sí puede convertirse en un problema serio si se eleva de manera súbita o alcanza niveles muy altos. Si esto sucede es probable que sí presentes síntomas inmediatos que te impulsen a ir a emergencia; por ejemplo, dolor intenso en el ojo o pérdida repentina de la visión.
Factores que pueden afectar la presión ocular
Veamos algunas causas de tensión ocular alta:
- Variaciones en el humor acuoso. El humor acuoso es un líquido natural dentro del ojo que ayuda a mantener su forma y a que funcione correctamente. La presión ocular puede alterarse si:
- Se produce más humor acuoso de lo normal, lo que eleva la presión.
- El drenaje del humor acuoso se vuelve lento o se bloquea, causando que el líquido se acumule y suba la presión.
- Medicamentos. Algunos fármacos, sobre todo los esteroides, pueden aumentar la presión ocular en personas sensibles. Y si algunas gotas que se prescriben tras cirugías ofatlamológicas podrían ocasionarlo.
- Golpes en los ojos. Pueden ser también lesiones que sucedieron incluso bastante tiempo atrás.
Otras causas de hipetertensión ocular pueden ser enfermedades oculares, principalmente relacionadas a la córnea. Por otro lado, también es un problema oftalmológico más común en mayores de 40 años, además de si se tienen antecedentes familiares con glaucoma o hipertensión ocular.
La presión ocular baja es menos frecuente; pero algunas causas posibles pueden ser lesiones o un efecto postoperatorio, tras una intervención por glaucoma, por ejemplo.
Relación entre presión ocular alta y glaucoma
Si hablamos de presión ocular alta, a veces los pacientes pueden pensar que automáticamente desarrollarán glaucoma, pero no siempre es así. La presión elevada aumenta el riesgo, sin embargo no todas las personas con presión ocular alta desarrollan glaucoma, y algunas personas con presión normal sí pueden tenerlo. Esto depende de la resistencia del nervio óptico de cada persona y de otros factores individuales.
Importancia de controles periódicos
Aunque no tengas molestias, la presión ocular puede variar sin que lo notes. Tanto la presión alta como la baja pueden afectar estructuras delicadas del ojo, como el nervio óptico, y con el tiempo alterar tu visión.
En este escenario, los chequeo oftalmológico periódicos permiten:
- Detectar a tiempo cualquier alteración en la presión ocular.
- Evaluar si tu nervio óptico está sano y soporta bien la presión.
- Identificar factores de riesgo para enfermedades como el glaucoma antes de que aparezcan síntomas.
- Recibir indicaciones personalizadas sobre la frecuencia de controles o tratamientos preventivos.
¿Cómo mantener una presión ocular saludable?
La presión ocular no siempre se puede controlar por completo, porque depende de factores individuales y la edad. Sin embargo, sí es posible reducir el riesgo de que se altere y proteger la visión adoptando hábitos saludables además de realizar revisiones periódicas con el oftalmólogo.
Algunos consejos son:
- Protege tu vista en actividades de riesgo. Evita golpes o impactos en los ojos usando gafas de seguridad al practicar deportes, bricolaje o manejar herramientas, ya que los traumatismos pueden alterar la presión ocular.
- Sigue los tratamientos prescritos por tu oftalmólogo. Seguir correctamente las indicaciones de gotas, medicamentos o procedimientos evita que la presión ocular se eleve o baje de manera dañina.
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