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El test de Schirmer es una prueba oftalmológica fundamental para evaluar la producción de lágrimas y diagnosticar el síndrome de ojo seco. Este procedimiento, rápido y no invasivo, es ampliamente utilizado por especialistas para identificar anomalías en la lubricación ocular y diseñar tratamientos personalizados.
El test de Schirmer mide la cantidad de lágrimas producidas por las glándulas lacrimales. Mediante una sencilla tira de papel filtro colocada en el párpado inferior, el especialista evalúa si la producción de lágrimas es suficiente para mantener el ojo hidratado y protegido.
Este procedimiento es crucial para determinar si los ojos reciben la lubricación adecuada o si padecen alguna afección que requiere atención médica.
El test se recomienda en los siguientes casos:
El procedimiento es rápido y sencillo:
Los resultados se interpretan según la cantidad de humedad acumulada en la tira de papel:
Tras el diagnóstico, el oftalmólogo especialista en ojo seco puede recomendar diversas soluciones según la gravedad del caso:
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El test de Schirmer es un procedimiento completamente indoloro, aunque algunos pacientes pueden experimentar una leve sensación de incomodidad debido a las tiras de papel colocadas en el párpado inferior. Esta molestia es mínima y desaparece en cuanto se retiran las tiras. No se requiere tiempo de recuperación, por lo que las actividades normales pueden retomarse de inmediato.
Los resultados se interpretan según la cantidad de humedad absorbida por las tiras:
Estos valores permiten determinar si es necesario un tratamiento y cuál es el más adecuado.
Generalmente no se requiere una preparación especial. Sin embargo, es importante informar al oftalmólogo sobre medicamentos en uso, ya que algunos pueden afectar la producción de lágrimas. En ciertas versiones del test, el médico puede usar gotas anestésicas para evaluar diferentes tipos de producción lagrimal, pero esto no altera la preparación del paciente.
Sí, es seguro para la mayoría de las personas. Se recomienda especialmente para quienes presentan síntomas de ojo seco, como enrojecimiento, ardor o fatiga ocular. También es útil en pacientes con enfermedades autoinmunes, como el síndrome de Sjögren. No obstante, las personas con sensibilidad ocular extrema deben comentarlo con su oftalmólogo para mayor comodidad durante el procedimiento.